Hace aproximadamente una semana que tenemos disponible la última temporada de esta serie pionera de Netflix y que demostró que el streaming también tenía cosas interesantes que aportar, adentrándonos en la vida de las reclusas de la prisión de Litchfield, en total nos entregarón siete temporadas, aunque en algunos casos la trama y los personajes fueron decayendo bastante, al punto que de pronto dejaron de ofrecer situaciones relevantes para centrarse más en amoríos y temas relacionados.
La serie tuvo muchísimas entradas y salidas de casting a causa de la trama, aunque al final el grupo principal de protagonistas se mantuvo intacto y viviendo la vida en prisión como si se tratase de un campamento de verano, aunque claro con su debida dosis de violencia y abuso hacia ellas. Desde mi punto de vista, esta última temporada de la serie me pareció un tanto alejada de la realidad, si bien se trataron temas políticos reales como la inmigración y los centros de detención en Estados Unidos, la serie no supo plasmarlo adecuadamente para acercarse a la problemática que se vive actualmente en el país vecino y donde muchos de nuestros compatriotas latinoamericanos son reprimidos diariamente, retratando de cierta forma la vida en la carcel como si se tratase de una sitcom un tanto rosa, a comparación de la realidad de otras prisiones y de lo mostrado en sus primeras temporadas.
Fuera de lo negativo la temporada es buena y tiene un buen cierre para sus personajes, si bien no te atrapa de pleno tampoco se torna aburrida, pues las tramas que atraparon en un princiio y que resultaron atractivas al público aquí se siguen repitiendo, como lo es el contrabandeando drogas, romances entre guard
Si te quedaste en la sexta temporada no te pierdes de nada, pero si quieres pasar un rato ameno puedes terminar de ver esta serie que empezó como algo grande y poco a poco fue decayendo.